El humor en los museos de ciencias

21 de julio del 2016


Humor me a moment (1): El poder del humor en los museos de ciencia


Por Cara Dodge 

La mayoría de los museos entienden la importancia de vincularse con el visitante, y estamos desafiados constantemente para mejorar nuestras relaciones con ellos. Pero, ¿por qué tiene que ser un tema tan serio? ¿Por qué no podemos bromear con nuestros visitantes de la misma manera que lo hacemos con nuestros amigos?




El Humor en los museos no es un concepto nuevo. Podés encontrar debates acerca de su presencia y valor para las instituciones en una variedad de plataformas (como se muestra en estos tres artículos aquí, aquí y aquí ). Aún así, cuando alguien pregunta "¿Por qué la gallina cruzó el camino?" No saltamos todos y gritamos "¡Para ir al museo!". ¡Qué desafortunado!

Recientemente, acabo de completar un proyecto de Master intitulado "Humor me a moment: The power of humor in science museums (Humor me a moment: El poder del humor en los museos de ciencia)” donde exploro algunas de las aplicaciones del humor hoy en día, y otras potenciales para los museos de ciencias. En mi investigación, estudié trabajos académicos de la psicología, fisiología, sociología, marketing, relaciones en los espacios laborales y educación. Adicionalmente conduje una encuesta en el ASTC General Forum (¿quizás la vieron?) así como también realicé 21 entrevistas con profesionales de museos, principalmente que tuvieran antecedentes en instituciones científicas. También exploré tres ejemplos de humor en los museos de ciencias: la exhibición itinerante Grossologyad campaigns del Science World, y la The Amazing Nano Brothers Juggling Show del Museo de Ciencia del Boston.



El humor es una táctica para conectarse emocionalmente con el visitante, y puede ser muy poderoso, pero no debería ser tomado a la ligera. Los museos de ciencia entienden la importancia de la vinculación las personas. El humor puede ofrecer a estos últimos un punto de entrada único hacia los contenidos de estas instituciones que de otra manera podrían estar fuera de alcance.

El humor es ambiguo, pero puede ayudarnos a aprender sobre los visitantes




El humor no es definido consistentemente en todas las disciplinas, pero todos parecen tener un pronunciamiento al respecto. Cuando pregunté a los entrevistados y los que participaron en la encuesta "cómo definían el humor", todos y cada uno de ellos dio una respuesta. Sin embargo, estas no produjeron una gran variedad de definiciones, desde el utilitario "el humor es algo que te hace reír", a las nociones más profundas sobre el propósito del humor en nuestras vidas. Al principio, esto puede parecer un desafío para el campo de los museos, pero de hecho, esta ligera variación y ambigüedad puede ayudar a los profesionales a descifrar la "personalidad humorística del visitante".

En la literatura, el humor suele ser descrito más a menudo por tres teorías: la teoría de la superioridad, la teoría de la incongruencia y la teoría del alivio. La primera sugiere que el humor es una técnica que propone al que cuenta el chiste (o el ingenioso) como superior al que lo recibe. La segunda, describe que una desviación de las expectativas fundamentales básicas, resulta en una situación humorística (aquí hay un estudio muy bueno que apoya la teoría de la incongruencia a través del estudio de palabras sin sentido). La tercera se enfoca más en la reacción física ante el humor -la risa en sí- y supone que este es en verdad una expresión de nuestro alivio interno ante algo que no es lo que parece.

Cualquier situación humorística puede ser descrita adecuadamente por las tres teorías, y por extensión, estas teorías pueden ayudar a los museos a pensar quién los visita a través de cómo utilizan el humor. La teoría de la superioridad sugiere que cuando el visitante bromea, está señalando un desequilibrio, ya sea emocional o social. Por ende, los profesionales quizás pueden tomar nota e investigar cuál sería ese desequilibrio. La teoría de la incongruencia propone que, si un visitante encuentra algo humorístico, es porque hubo una desviación de lo que esperaba -una fuente de información muy útil para aquellos que quieren saber qué espera el visitante al cruzar la puerta-. Finalmente, la teoría del alivio indica que una experiencia corporal, puede ser aprovechada como otra herramienta en la experiencia curatorial que todos nos esforzamos por alcanzar.


El humor capta la atención y ayuda a las personas a sentirse más cómodos pero no está claro si los ayuda a aprender.

Uno de los resultados más interesantes de mi investigación fue un contraste claro entre si el humor es útil en un ambiente de aprendizaje o no. Por un lado, los que están a favor del humor en el aprendizaje señalan que puede aliviar la tensión y crear un ambiente donde las personas quieran aprender. Por el otro, los que critican el uso de este sugieren que puede distraer de los contenidos y que de hecho dificulta el aprendizaje, por eso los educadores de museos son tan cautelosos en su uso.

Lo que es interesante, indudablemente, es la misteriosa habilidad del humor para captar la atención, y puede ser ahí donde los museos de ciencia se beneficien de su uso, a pesar de si enseña o no. En publicidad (una industria que gasta cantidades irrisorias de dinero tratando de llamar nuestra atención), el humor se ha vuelto cada vez más prevalente como una herramienta para captar al consumidor. Algunos de los anuncios más caros del Supero Bowl que se han producido han sido usualmente graciosos. De hecho, de acuerdo con el USA Today, el 95% de los que ven publicidad prefieren que sean humorísticas.

El humor puede construir relaciones a través de un incremento en la confianza





El humor nos permite mostrar nuestra vulnerabilidad, ya sea una opinión o miedo, el cual puede ser aceptado o rechazado por nuestro oyente. Si nuestro humor es aceptado, nuestro nivel de confianza se incrementa entre nosotros y este último -¡ellos están de acuerdo con nosotros! Los museos de ciencia tendrían que buscar construir esta confianza con el visitante. Estos últimos deberían querer confiar que lo que ven y experimentan en estas instituciones es lo más cercano a la verdad que se puede. El humor está en condiciones de agregar mucho valor a la ecuación simplemente quebrando lo que puede llegar a ser la voz del museo; intimidante y autoritaria. Si nos quitamos tanta seriedad, nuestros visitantes nos encontrarían más accesibles y sentirían mayor confianza. 

Además de crear grandes relaciones con el público, el humor también desarrolla relaciones muy valiosas entre los miembros del staff. Reitero, ser capaz de compartir las vulnerabilidades entre nosotros puede formar lazos fuertes y construir un mejor ambiente de trabajo.


El humor puede ofender pero ¿por qué?





El humor no siempre tiene un resultado positivo, y puede causar daños serios en algunas situaciones. Me atrevería a decir que todos hemos oído (o incluso hecho) una broma que no sólo resultó poco divertida sino que incluso haya hecho que tu oyente se ofendiera. Como mencioné anteriormente, uno puede aceptar o rechazar tu humor, y puede ser bastante terrible cuando se trata de esta última.

Sin embargo, lo que realmente me intrigó fue el hecho de que parece haber dos situaciones donde el humor es ofensivo. O el tema es desde ya provocativo, o el humor es utilizado casi como un mecanismo de autodefensa. En la primera, ¿la ofensa es enteramente por el humor?¿Acaso el humor la hace peor? En la segunda, ¿que quiere decir eso sobre el papel del humor en situaciones difíciles? Estas cuestiones necesitan una comprensión profunda a través de una mayor investigación.

Finalmente, el humor necesita ser aceptado

El humor no es algo que se puede pegar en la pared, apoyar en el escritorio de membresías, o enviarlo en un e-mail masivo a todo el equipo de trabajo. Es, en su forma más exitosa, parte de la personalidad institucional. Para reafirmar, el humor necesita ser aceptado por todos los niveles de la organización.

Mucho de los profesionales de museos que consulté para este proyecto, con frecuencia han mencionado que sus intentos fueron recibidos con crítica por la institución, y no me sorprende. El humor adquiere el aura de socavar la autoridad o contrastar con la seriedad del tema, pero yo creo que estos son los lugares donde tenemos los mayores potenciales para atraer al visitante. Como Paul Orselli dijo en una entrevista conmigo "¡nadie quiere llegar al museo y sentirse estúpido cuando sale!"

Si queremos admitirlo o no, no podemos negar que el humor es parte de la naturaleza humana. Nuestros visitantes acuden al museos con la intención de aprender algo, visitarlos con sus amigos y familia, y generalmente disfrutar. El humor tiene la habilidad de interactuar con el visitante en estas tres áreas. La brecha comunicacional no tiene que ser tan grande entre el público y nosotros como profesionales, y francamente, esta expacio puede cerrarse con el poder del humor.



Acerca de la autora

Cara Dodge actualmente es la coordinadora del Program for the Computer History Museum’s new Exponential Center en Mountain View, CA. Anteriormente, construyó su pasión por los museos durante los últimos 9 años en la NASA Ames Research Center en Moffett Field, CA  y The Tech Museum of Innovation en San José, CA. Perfeccionó su arte recientemente en la John F. Kennedy University,  donde obtuvo dos Masters en Museum Studies  y Business Administration en 2016.



(1) juego de palabras: hazme reír, sígueme, compláceme por un momento


Artículo en su idioma original: www.jfkumuseumstudies.org/#!Humor-me-a-moment-The-power-of-humor-in-science-museums/cmbz/57866ed70cf25aa82d5624a2


Traducido (intento) por Lic. Mercedes Álvarez Imaz


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