MOHO 2 (CONSERVE O GRAM)
Shhhh no hagas ruido. Está oscuro y húmedo. Tengo miedo. ¿Qué es eso? ¿Lo olés? ¿lo sentís? Es el moho que se apodera de la colección! NOOOO!!!!!
Pero momento! a no desesperar. En esta entrega tenemos otro instructivo de "Conserve O Gram" (National Park Service, 2007) sobre el moho y la conservación del patrimonio.
La intención es tratar de respetar redacción original lo más posible. Pido disculpas por los errores que puedan aparecer en la traducción del inglés al español, y mi falta de vocabulario con respecto a la conservación (se aceptan sugerencias o correcciones de personas más aptas).
La intención es tratar de respetar redacción original lo más posible. Pido disculpas por los errores que puedan aparecer en la traducción del inglés al español, y mi falta de vocabulario con respecto a la conservación (se aceptan sugerencias o correcciones de personas más aptas).
Moho: prevención de su crecimiento en las colecciones de los museos.
Moho es el término común para describir un crecimiento velloso o "peludo" sobre la superficie de materiales orgánicos, causados por hongos, especialmente en presencia de humedad y pudrición.
Los hongos pueden ser cualquiera de un número de microorganismos que son parásitos y que se alimentan de organismos vivos o materia orgánica muerta.
Existen aproximadamente 1.5 millones de especies de moho, cada uno requiere condiciones ambientales diferentes para sobrevivir. Puede producir manchas irregulares que pueden dañar un objeto permanentemente. Las personas que administran la colección deben ser capaces de reconocer los signos de estos problemas y estar preparados para tomar acciones preventivas.
El Microorganismo
El hongo es un organismo simple unicelular que no necesita la energía de la luz para crecer. Este, acarrea esporas microscópicas que son producidas en cantidades enormes. Normalmente, las esporas están presentes en el aire y son propagadas mediante corrientes de aire.
A menudo son repelentes al agua y resistentes a la desecación. El frío extremo, el congelamiento y el calor desactivan las esporas o su crecimiento pero no las mata. Si la temperatura sube luego del frío, las esporas se reactivan y el moho continúa su crecimiento.
Cuando las esporas se encuentren en un ambiente favorable, germinarán. Este ,es diferente para cada especie. Las cantidades relativas de cada especie varía con la geografía, las estaciones, las condiciones climáticas y difieren entre interiores y exteriores. Luego de encontrar un material receptivo, la espora debe obtener suficiente humedad y nutrientes para germinar. El crecimiento del moho se acelerará bajo la combinación de las siguientes condiciones: Temperaturas elevadas, una circulación de aire pobre, luz tenue, o acumulación de suciedad. Sin humedad, las esporas permanecen en un estado latente hasta que se den las condiciones favorables. Por esta razón, es muy importante controlar la condiciones medioambientales de las exhibiciones y de donde estén depositadas las colecciones.
Riesgos en la salud
Las personas con problemas respiratorios, alergias severas, diabetes o un sistema inmune comprometido, se encuentran en mayor riesgo ante los peligros del moho. Altas concentraciones de moho no tóxico puede causar reacciones en personas que antes no eran sensibles a él, causando alergias, problemas respiratorios, mareos o dolores de cabeza. También puede ocurrir una sensibilidad permanente. Matar al moho no elimina todos los peligros a la salud. El moho inactivo puede causar reacciones alérgicas en personas con sensibilidad. Ciertas especies de microorganismos causan riesgos a la salud como una irritación de pulmón crónica. Algunos mohos son toxinas así como alergenos.
Cuando se manipulan materiales infestados, siempre se debe realizar con precaución, utilizando respiradores con filtros de aire de partículas (HEPA), gafas de protección, guantes descartables y un guardapolvo de laboratorio que se pueda lavar con un agente blanqueador. Cuando existe una contaminación más importante, puede ser necesario un equipo de protección que pueda ser utilizado sobre la ropa, como un traje TYVEK descartable.
Materiales susceptibles
El moho necesita de materiales orgánicos para suministrarse los nutrientes, por ende, los objetos orgánicos de un museo pueden estar en un riesgo potencial.
Los materiales a base de celulosa, como algodón, lino, papel y madera, y materiales proteínicos como el cuero, pergamino, adhesivos y telas compuestas de pelo, son particularmente susceptible a un ataque directo por microorganismos.
Los materiales inhóspitos, como plástico, no son inmunes al crecimiento de moho pero todavía no se entiende completamente cómo sostienen su crecimiento. Ciertos insectos se alimentan de hongos y pueden llevar las esporas hacia materiales comunmente resistentes. Cuando mueren los insectos, estos se transforman en los nutrientes para una nueva colonia de hongos. Esta capacidad de existir en casi cualquier material es lo que caracteriza al moho como agente primario de deterioro.
Daño
El moho puede dañar premanentemente los materiales que lo soportan y volverlos más susceptibles a contaminaciones futuras. Puede manchar madera, textiles y papel, y disminuir la fuerza de sus estructuras, haciéndolos más porosos y frágiles. También puede causar la pérdida de proteínas o almidón encolado en materiales del papel, haciendo que absorban agua de manera más fácil.
Estos crecimientos pueden resultar en puntitos repartidos, conocido como "foxing", en impresiones en papel o dibujos.
El cuero es particularmente susceptible al moho; lo puede manchar o debilitar.
Los hongos pueden producir, como un subproducto, ácidos orgánicos que corroerán y mancharán materiales inorgánicos como el metal. Los hongos pueden excretar pigmentos (tanto soluble como insoluble), productos metabólicos que toman color con el envejecimiento, encimas que digieren materiales orgánicos, olores, alergenos y toxinas.
Detección
Usualmente, la primera indicación de la existencia de un problema de moho es un olor característico. Una cuidadosa examinación visual localizará, en general, manchas que claramente son perceptibles como pigmentación sobre la superficie del material. El moho puede aparecer como un crecimiento aterciopelado de casi cualquier color o un depósito de polvo. La luz ultravioleta (UV) es utilizada para detectarlo. Los crecimientos de moho aparecen como luminiscentes bajo la luz UV.
El moho está asociado al mal funcionamiento o suciedad de los humidificadores, agua estancada, mala limpieza, poca ventilación, o un objeto dañado por el agua.
Preservación
La mejor manera de prevenir o controlar la expansión de hongos es negándole a las esporas la humedad necesaria para que germinen. Regular el ambiente, especialmente relacionado con la humedad relativa (HR), es esencial para prevenir el deterioro de la colección de un museo por crecimiento de microorganismos.
Monitorear rutinariamente los niveles de HR, y mantener la temperatura y los niveles de dicha humedad lo más constante posible. Es menos probable la germinación de las esporas si la HR es mantenida entre 45 y 55%. La HR debe estar SIEMPRE debajo del 65%. Cuando estos niveles suben por sobre el 65%, será necesario el uso de deshumidificadores portátiles para reducir la humedad del aire. La temperatura que se busca debe ser entre 18°C y 20°C (64°F a 68°F). Estas condiciones sólo reducen el crecimiento potencial de microorganismos. No eliminan la amenaza. Algunos microorganismos pueden crecer temperaturas significativamente menores y en menores niveles de HR. Ciertos materiales necesitan ser almacenados con niveles de HR menores para prevenir el crecimiento.Mantener otros factores medioambientales, como una circulación de aire adecuada, para disminuir la germinación potencial del moho y su crecimiento. Una ventilación apropiada puede ayudar a mantener los materiales secos, prevenir que las esporas se asienten en objetos, y reducir micro-climas con altos niveles de HR. Corregir las condiciones ambientales que contribuyan a una humedad alta. Reparar tuberías que gotean, canaletas y bajantes, ventanas rotas, problemas de techos, ladrillos deteriorados, apuntaladores de albañilería o muros agrietados. Cambiar los filtros de aire regularmente, aislar las cañerías de agua fría, ventilar los espacios de arrastre, y un mantenimiento del sistema HVAC (sistemas de calefacción, de ventilación y de aire acondicionado).
Evitar el almacenamiento en o cerca de áreas húmedas como áticos, sótanos, lavados, ventanas o directamente en el piso. Mantener todo el material de la colección a por lo menos 10 cm (4 pulgadas) del suelo. Evitar almacenarla directamente contra muros que den al exterior donde puede ser más susceptible a una HR alta, condensación, y filtraciones de pisos superiores.
Mantener las áreas que albergan las colecciones de museos limpios y libres de polvo, suciedad y restos orgánicos que puedan alimentar las esporas. Utilizar protectores contra el polvo sobre los objetos si no se encuentran en gabinetes o cajones. También sellar las vitrinas.
El gel de sílice y otros reguladores pueden ayudar a ajustar las condiciones de HR en un espacio cerrado, como un gabinete de almacenaje o una vitrina. Estos materiales, absorben o liberan humedad hacia la atmósfera circundante. Utilizar la cantidad necesaria dependiendo de cada situación. Consultar al conservador para que la determine la cantidad precisa. Supervisar los reguladores para que funcionen como deben.
Incluir procedimientos para lidiar con el moho en zonas con parques y plane de museos para desastres específicos.
Tratamiento
Inspeccionar las adquisiciones nuevas antes de almacenarlas. Esaminar la colección regularmente buscando signos visibles de crecimiento de moho o su olor característico. Si un objeto muestra señales de estar infectado, sellarlo en una bolsa o lámina de polietileno para prevenir la expansión de las esporas a otros objetos. No toque el moho ya que esto dispersará las esporas.
Colocar el objeto en un espacio aislado donde la HR pueda disminuirse con un deshumidificador, y tratar de determinar la causa y el alcance del crecimiento. Contactar a un conservador para que asista con el manejo del material infectado.
Las opciones para desactivar el moho incluye secarlo a una temperatura entre 30°C y 40°C (86°F a 104°F), secado mediante congelamiento, exposición a rayos ultravioletas o luz solar, y radiaciones gama. Considerar estas opciones con un conservador, ya que los objetos pueden ser dañados si se les aplica un tratamiento inadecuado.
Nota: si la temperatura o la HR suben después del tratamiento, las esporas pueden reactivarse y el moho continuará creciendo.
Aspirar el moho seco es apropiado en la mayoría de las situaciones. Sólo
hacerlo cuando se está completamente seguro de que se encuentra seco y polvoriento. Sacar el objeto de la bolsa de polietileno (o la lámina) y descartarla. Aspirar el objeto usando una aspiradora que no expulse las esporas devuelta al ambiente. Se recomienda una aspiradora con filtros HEPA; sin embargo, también se acepta para este propósito las aspiradoras con filtro de agua. Seguir todas las precauciones al aspirar un objeto; utilizar la menor potencia de succión posible y una lámina protectora. De ser posible, trabajar en una campana de extracción biológica. Si es necesario, utilizar un pincel suave para desprender el moho más difícil. Cuando se manipule un objeto contaminado, utilizar guantes descartables de látex o nitrilo.
Colocar la bolsa de la aspiradora, los guantes y otros materiales contaminados en una bolsa plástica, sellarla y descartarla en un tacho de basura fuera del edificio. Deshacerse de todo material de almacenaje que haya tenido contacto con el objeto contaminado.
Sólo considerar la erradicación química de una infestación de hongos con un biocida capáz de aniquilar su crecimiento si se lo consulta con los organismos de control ambiental correspondientes a cada país.
Consultar a un conservador especializado en los materiales que serán tratados para analizar los posibles efectos de cualquier químico en el objeto.
Los biocidas pueden ser en sí, nutrientes potenciales para ciertos tipos de hongos, por ende, el tratamiento es específico para cada material y debe ser realizado bajo la supervisión de un conservador.
Fuentes
Las lámparas UV se pueden adquirir en ferreterías. El gel de sílice se adquiere mediante proveedores de materiales para conservación. Los filtros HEPA, guantes, gafas, guardapolvos y filtros HEPA para aspiradora se obtienen de compañías proveedoras de laboratorios (o compañías de equipamiento para la limpieza).
Definiciones y datos:
-Respirador HEPA: es un asistente de respiración que utiliza un filtro de aire de partículas (HEPA) de gran eficacia. Es un respirador purificador de aire, significando que las ayudas del filtro guardan el polvo dañoso y otras partículas fuera del aire que el portador respira. Aunque una máscara del aislamiento o la máscara de polvo se haga del material fino que cubre la nariz y la boca, un respirador de HEPA es a menudo mucho más grande y más densamente. Los respiradores de HEPA se hacen típicamente en tres estilos: los que cubren apenas la boca y olfatean, los que cubren la cara entera y los que cubren la cabeza entera (http://web63.justhost.com/~xentrop1/Cu%C3%A1l-es-un-respirador-de-HEPA.php)
-Biocida: Los biocidas son sustancias activas, preparados (que contienen una o más sustancias activas) o microorganismos cuyo objetivo es destruir, contrarrestar, neutralizar, impedir la acción o ejercer un control de otro tipo sobre cualquier organismo nocivo por medios químicos o biológicos (http://www.magrama.gob.es/es/calidad-y-evaluacion-ambiental/temas/productos-quimicos/biocidas/)
A continuación, te dejamos al link de la publicación en su idioma original:
Fuentes de imágenes:
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