Noticias: arqueología urbana
Viernes 09 de marzo de 2012
Buscan en la vieja ribera del Plata las claves de la vida cotidiana del 1900
Por Angeles Castro | LA NACION
Sin indicios previos sobre si realmente encontrarían algo, los arqueólogos se propusieron buscar rastros de la vida cotidiana de fines de siglo XIX y principios del XX bajo la plaza San Martín, en Retiro. Pero la realidad superó todas las previsiones: ya durante la colocación del cerco perimetral previa a las tareas de escaneo magnético del suelo, el lunes pasado, afloraron restos de una copa de cristal y supuestos platos que, si bien aún deben ser catalogados, a simple vista se ven antiguos.
Este auspicioso resultado no hizo más que confirmar el interés de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico porteña en su programa de arqueología urbana en espacios abiertos, que incluye en lo inmediato la exploración de la plaza San Martín y, en los próximos meses, de las Barrancas de Belgrano y el parque Lezama, en San Telmo.
"Los tres puntos están situados en la vieja costa, en el área de transición entre la vieja ciudad y el río. No se trata de una búsqueda sólo cientifica sino relacionada con la identidad de los porteños y sus costumbres a principios del siglo pasado", explicó a LA NACION el ministro de Cultura, Hernán Lombardi.
La directora de Patrimonio e Instituto Histórico, Liliana Barela, dio más detalles. "Para construir la plaza San Martín, en la década del 30, se tiraron abajo edificios de vivienda particular que estaban situados allí. Si bien no tenemos certeza de que habrá elementos, esperamos hallar objetos de la vida cotidiana y, además, los muros derribados. Todo lo descubierto será luego exhibido para hacer docencia, queremos rescatar a esos testigos mudos de la historia de la ciudad", dijo a LA NACION.
Antecedentes
El equipo de arqueólogos urbanos dependiente de la dirección comenzó sus tareas hace cuatro años, según recordó Lombardi. Entre sus hallazgos se cuentan los túneles de la primera usina eléctrica de la Capital, detectados en la zona de Figueroa Alcorta y Berro, en el parque Tres de Febrero, y el galeón (en rigor, un barco mercante) del siglo XVIII en Puerto Madero.Ahora, van por más. Como novedad, los acompaña un moderno equipamiento llamado georradar, que releva el suelo mediante impulsos electromagnéticos que permiten determinar la presencia de objetos bajo la superficie y, luego, mediante un software específico y la interpretación de especialistas, estimar de qué se trata. Sólo en el caso de que los expertos descubran un elemento de valor arqueológico, se excava para rescatarlo.
La premisa resulta esencial en momentos en que los vecinos rechazan las intervenciones que degradan el patrimonio de las plazas porteñas, como la construcción de una estación del subte H en la llamada plaza Francia, en Recoleta. "La arqueología urbana no es destructiva, no vamos a tirar abajo los árboles ni nada por el estilo, es un trabajo científico sobre la base de imágenes previas", aclaró Barela.
En rigor, el georradar ya había sido utilizado para escanear otro espacio verde, la plaza Dorrego, y la inspección arrojó resultados negativos, por lo que no se realizó ninguna excavación.
Todo indica que la plaza San Martín deparará más sorpresas. "Ya el lunes, durante los trabajos previos de demarcación de la zona por analizar, en cuanto empezaron a poner los postes de profundidad aparecieron cosas: una copita medio antigua, que habrá que catalogar. Hay mucha expectativa", contó la funcionaria.
El historiador Daniel Balmaceda recordó que "a fines del siglo XIX la plaza era una barranca por donde subían los inmigrantes desde las playas de Retiro. Por lo tanto, es posible que en la búsqueda arqueológica aparezcan objetos que pudieron haber caído de las valijas y los baúles de tantos recién llegados".
Otra posibilidad mencionada por Balmaceda es la existencia, en las capas interiores, de herramientas de obraje o accesorios elegantes provenientes del Pabellón Argentino montado en 1893 en ese lugar, que se había utilizado en la Feria Universal de París de 1889.
La lectura del suelo con el georradar comenzará el martes próximo, si el clima lo permite; durante toda esta semana, el mal tiempo impidió avances. El escaneo demandará unos 20 días sin lluvia.
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